Con ChatGPT Atlas y Comet la barra de direcciones ya no basta: ahora el asistente de IA puede ayudarte a investigar, resumir y hasta comprar.
La forma en que navegamos por internet da un salto: no sólo abrimos páginas, ahora esperamos que el navegador trabaje por nosotros. Dos propuestas recientes vienen pisando fuerte: por un lado, ChatGPT Atlas, lanzado por OpenAI; y por otro, Comet, creado por Perplexity AI. Ambos quieren competir con Chrome, pero lo interesante es cómo han agregado “asistentes” por dentro del navegador.
¿Qué ofrecen?
ChatGPT Atlas ya está disponible para macOS, con planes de expandirse a Windows, iOS y Android.
Lo que lo hace distinto es que integra tu asistente ChatGPT directamente en la experiencia de navegar: puedes pedirle que resuma un artículo, que te ayude a redactar un correo o que abra pestañas y complete acciones en tu nombre (aunque aún en modo “preview”).
También incluye opciones para importar tus marcadores, contraseñas e historial desde otro navegador.
Tiene controles de privacidad adicionales: el uso de “memorias de navegador” es opcional, y por defecto tus datos no se utilizan para entrenar los modelos.
Comet fue lanzado antes por Perplexity AI (alrededor de julio 2025) y es un navegador construido sobre la base de Chromium que integra una IA asistente capaz de trabajar con tus pestañas, correos, calendarios, hacer resúmenes y ayudarte a encontrar datos de forma más inteligente.
Además, Comet implementó un modelo de reparto de ingresos con editores de noticias (parte de la apuesta de Perplexity) para que cuando uses el navegador y la IA cite contenido, los creadores sean pagados.
Y recientemente Perplexity anunció que Comet estará disponible gratis para todos los usuarios, como apuesta para competir con Chrome.
¿Por qué importa?
Porque estos navegadores no sólo muestran sitios, sino que quieren que la IA gestione parte de la experiencia de navegar. Por ejemplo: estás investigando un proyecto, puedes pedir que el navegador abra páginas relevantes, resuma datos, extraiga lo importante. Esto marca un cambio de paradigma: de usuario activo a usuario collaborador de una IA que “trabaja por ti”.
También abre la puerta a una competencia real para Chrome, que hasta ahora dominaba el mercado sin rival serio. Con estos lanzamientos, se puede decir que la “guerra de los navegadores” se renueva bajo la bandera de la IA.
¿Qué tener en cuenta?
- Privacidad y seguridad: Como siempre, cuando la IA gestiona más datos, hay más riesgo. En Comet se han detectado vulnerabilidades que permiten inyección de prompts maliciosos o captura de datos desde el navegador. En Atlas también ya se han señalado flancos de riesgo.
- Disponibilidad y madurez: Atlas está recién lanzado para macOS, y muchas funciones aún en desarrollo. Comet, aunque más avanzado, también está en fase de despliegue. Eso significa que quizá no esté listo para todos los usuarios o todos los escenarios.
- Cambio de hábitos: Si te gusta personalizar muchas extensiones, tener un navegador “liviano” o controlar cada detalle de navegación, quizá debas mirar con calma cómo estos nuevos navegadores gestionan extensiones, compatibilidad, rendimiento.
- Ventaja real vs expectativa: Algunos usuarios que probaron Atlas comentan que, aunque la integración de la IA es convincente, todavía hay momentos en que “hacer que la IA actúe” tarda más que hacer tú el clic manual.
¿Y para ti que escribe, investiga o trabaja con contenido?
Si tú estás constantemente navegando, investigando, redactando o gestionando información, estos navegadores pueden ofrecer una ventaja real. Te permitirían acelerar tareas repetitivas, obtener resúmenes rápidos, delegar parte de la “exploración” a la IA. Eso sí: deberás asegurarte de que tu flujo de trabajo y tus datos están protegidos, y de que el ecosistema (extensiones, compatibilidad, soporte) te funciona bien.
La inteligencia artificial avanza tan rápido que ya no sólo responde preguntas o escribe textos: ahora habita en cada clic, en cada búsqueda y hasta en la pestaña que abrimos. La pregunta es si este camino hacia la automatización total nos libera o nos adormece. Porque mientras más delegamos en la IA —que escriba, que piense, que decida— más fácil es olvidar que la curiosidad, el error y la duda son parte esencial de lo humano. Tal vez el desafío no sea cuánto puede hacer la tecnología por nosotros, sino cuánto queremos seguir haciendo por nosotros mismos.





Deja un comentario